sábado, 23 de mayo de 2009

FRANCESCO BORROMINI



Tenía reputación de honesto y poco interesado en las riquezas materiales, aunque posiblemente, como todo artista, sintiera necesidad de otras formas de reconocimiento. Daba especial relevancia a la plena libertad de diseño, negándose a "copiar" características u elementos estilísticos en sus proyectos, y llegando al extremo de resignar toda remuneración a cambio de tal libertad expresiva. Religioso practicante y devoto, transcurría su vida laica con votos de pobreza.

El lenguaje arquitectónico de Borromini llegó en Sant' Ivo, ápice de su estilo y del Barroco, a una concepción del espacio que -basada en una visión del infinito como sugestión- anula los confines entre masa y atmósfera. La absoluta libertad con la que maneja el repertorio de la tradición, ya fueran elementos tardo antiguos o miguelangelescos o incluso obtenidos del mundo oriental o de la naturaleza, no pudo por menos que desconcertar a sus contemporáneos.

Se dice que su carácter era huraño y solitario. Su final, con un suicidio, hicieron que la posteridad acentuara su estoicismo, que en vida demostró mediante una rigurosa carrera profesional. Posiblemente esta característica fue la que le granjeó enemistades y pérdida de encargos en una época donde el respeto por el ordenamiento clásico limitaba en gran medida la innovación artística.

ENRICO FERMI



Enrico Fermi es considerado el único físico del siglo XX dotado de un talento genial tanto para la teoría como la experimentación: era capaz de idear teorías de una sencillez y creatividad extraordinarias y, al mismo tiempo, diseñar experimentos de meticulosidad extrema para probarlas.
Posiblemente el ser humano más inteligente del siglo veinte.

MICHI PANERO



Nace en 1951 en la casa familiar en Madrid, siendo el menor y último de tres hermanos. Su padre Leopoldo Panero, eminente poeta, considerado por algunos epítome de la labor artística al servicio del régimen franquista, y de Felicidad Blanc, afectada y bellísima dama, Michi crecerá en un ambiente de sofisticación intelectual y cierta holgura económica. El apodo con que es conmúnmente conocido (Michi) se lo dieron sus dos hermanos, Juan Luis y Leopoldo María, ambos futuros escritores de amplio reconocimiento.

Estudió en el prestigioso Liceo Italiano de Madrid y comenzó varias carreras universitarias, que nunca terminaría. Muy pronto en la vida el destino comenzó a jugarle malas pasadas. La muerte de su padre en 1962 y la evidencia de la locura de su hermano, el poeta Leopoldo María Panero, habitual compañero de juegos infantiles, son dos momentos definitorios en su vida, como el propio Michi reconocía en El desencanto.

A mediados de los años setenta Michi comenzará su vida de diletante y su conexión con gran parte de la intelligentsia literaria y artística madrileña de la época. Dandi vocacional y esteta descreído, Michi se granjeó merecida fama de noctívago y mujeriego. Su matrimonio con Paula Molina, hija del cantante de copla Antonio Molina, fue un hito en papel couché que acabó en desastre y divorcio en 1988.

Magnífico ejemplo de escritor sin obra, Michi, autor temprano de cuentos y relatos no publicados, colaboró hasta su muerte como columnista mordaz en diversos medios. De sus intentos empresariales cabe mencionar el bar "El Universal", meca de la Movida del que fue co-propietario junto con Amparo Suárez-Bárcena, su pareja a finales de los setenta.

Abandonado por casi todos y avejentado por una serie de enfermedades crónicas y la factura pasada por la intensísima vida nocturna que casi siempre mantuvo, Michi murió de cáncer en Astorga en el año 2004. Poco después el autor pasaría a formar parte de la colección de mitos caídos del panorama nacional, gracias, entre otras cosas, a la canción compuesta por Nacho Vegas "El hombre que casi conoció a Michi Panero", cuya letra aparenta ser un homenaje en forma de boceto de autobiografía apócrifa. Su última entrevista aparece en el libro "Después de Tantos Desencantos. Vida y Obra Poéticas de los Panero" de Federico Utrera, donde realiza lo que se convertiría a la postre en un repaso testamentario a su vida y a la obra de los poetas de su familia.